Las ventajas de un servidor dedicado con el precio de un hosting compartido.
Hosting es lo que hace que su sitio sea visible en la web. Ofrecemos planes rápidos y confiables para cada necesidad, desde una Web básica hasta un sitio de gran potencia.
Las ventajas de un servidor dedicado con el precio de un hosting compartido.
Consiga el rendimiento de un servidor dedicado con la facilidad de un hosting compartido.
Amplié sus Recursos de disco duro, memoria, CPU según tus necesidades en minutos.
Disponga de toda la potencia, privacidad y seguridad que te otorgan nuestros servidores VPS.
Para aquellas empresas que necesitan un servidor físico para sus aplicaciones y sistemas.
Alta disponibilidad, Hardware de vanguardia, Fuentes de alimentación redundantes.
A su disposición sistemas operativos de gran alcance, como Linux o Windows.
Rendimiento de alto nivel gracias al uso de nuestros potentes procesadores Intel Xeon.
Mesa Central +57 601 3819361
Lun a Vie de las 8 a las 18hPublicado en:
Los archivos tgz combinan dos herramientas muy útiles: tar y gzip. De hecho, tgz no es más que una forma abreviada de escribir tar.gz, indicando que primero se utiliza tar para unir varios elementos en un único fichero y, después, se aplica gzip para comprimirlo. Este proceso permite organizar datos en un solo contenedor y reducir su tamaño, algo que, sin duda, resulta valioso al momento de gestionar respaldos, migraciones o simplemente compartir información en Internet.
Para muchos usuarios que inician su camino en la administración de sistemas, los archivos tgz aparecen constantemente como un método estándar para almacenar y transferir múltiples directorios y ficheros de manera cómoda. Comprender su funcionamiento garantiza una experiencia fluida, evitando contratiempos o confusiones.
La terminología .tar viene del programa tar, cuyas siglas en inglés significan “tape archive”. Este software nació cuando los administradores de sistemas guardaban datos en cintas magnéticas. Durante esos tiempos, necesitaban una manera organizada de almacenar y recopilar montones de archivos, y tar surgió como la respuesta: recogía todos esos ficheros y los empaquetaba en una sola unidad.
Posteriormente, aparecieron múltiples algoritmos de compresión que ayudaban a reducir el tamaño de los datos. Entre ellos, uno de los más exitosos es gzip, un compresor que se convirtió en uno de los estándares en sistemas Linux. Cuando se aplica gzip a un .tar, se genera un .tar.gz. Para facilitar la escritura y la lectura, se adoptó la extensión .tgz, que básicamente es lo mismo que .tar.gz.
Existen muchas situaciones en las que conviene comprimir y agrupar datos. Cuando tienes una serie de carpetas con centenares de documentos, un tgz facilita su manejo para subirlos a un repositorio, enviarlos por correo o almacenarlos de forma centralizada.
Estos archivos también son muy empleados para respaldar páginas web, empaquetar configuraciones de servidores o distribuir software. Incluso si no eres un experto en servidores, es probable que en algún momento necesites enviar un proyecto a un compañero de trabajo o amigo, y un solo fichero .tgz puede ser la alternativa perfecta para no enviar miles de documentos uno a uno.
Aprender a crear y extraer archivos tgz te da la posibilidad de participar sin dificultades en entornos de programación o administración de sistemas. Sumado a ello, te ayuda a tener archivos más livianos, optimizando tu uso del almacenamiento local y los tiempos de transferencia en la red.
Cuando hablamos de tar, hablamos de una herramienta muy antigua y, al mismo tiempo, sumamente estable. Su propósito principal no era originalmente la compresión, sino la creación de archivos agrupados. En concreto, tar facilita juntar carpetas, ficheros y subdirectorios en un único contenedor, preservando sus rutas y permisos de manera eficiente.
Un .tar es como una caja donde colocas múltiples elementos. No está comprimida por defecto; solo es un paquete. Sin embargo, la principal razón por la que la gente asocia tar con la compresión es porque tar es frecuentemente usado junto a compresores como gzip o bzip2.
Gzip es un método de compresión que data de la década de 1990. Vio la luz como una alternativa al software propietario de compresión que existía en aquel entonces. Ha pasado el tiempo, y gzip se ha consagrado como un formato indispensable para reducir el peso de ficheros en sistemas Linux.
Cuando gzip actúa sobre un fichero .tar, su extensión final pasa a ser .tar.gz. Pero, en el mundo cotidiano, la gente prefiere abreviar a .tgz para que sea más cómodo de escribir y pronunciar.
El proceso de generar un archivo tgz sigue unos pasos sencillos. Primero, tar reúne los archivos en uno solo, manteniendo la estructura interna que tuvieran. A continuación, gzip reduce el tamaño de ese fichero, usando algoritmos de compresión para que ocupe mucho menos espacio. Cuando extraes un tgz, deshaces el procedimiento: primero se descomprime y luego se desagrupa, devolviendo los ficheros a su estado original.
Algunos scripts y programas permiten hacerlo en un solo mandato, utilizando las opciones correctas en tar. Por ejemplo, la banderita -z especifica que queremos usar gzip, y la -c indica que estamos creando un archivo. En un solo comando, logras el efecto de empaquetar y comprimir.
En los sistemas basados en Linux, trabajar con archivos tgz es bastante sencillo gracias a la terminal. A continuación, exploraremos el modo habitual de llevar a cabo la compresión. No usaré listados numéricos, pero sí me adentraré en los pasos que se suelen seguir, de manera descriptiva.
Es habitual abrir la terminal y ubicarte en la carpeta que contiene los ficheros o directorios que quieres agrupar. Supongamos que tienes un directorio llamado “proyecto” que contiene múltiples subcarpetas y documentos. Para generar un .tgz, se recurre a una sintaxis como la siguiente:
tar -czvf nombre_del_archivo.tgz carpeta_a_comprimir
La letra c se refiere a “create”, la z indica que usarás gzip, la v es de “verbose” (sirve para listar los archivos que se van añadiendo al paquete) y la f le dice a tar que la salida será un fichero (filename). Por ende, nombre_del_archivo.tgz es el contenedor final que se creará, y carpeta_a_comprimir es lo que deseas empaquetar.
Aunque la v es opcional, resulta muy útil cuando deseas ver qué se está procesando mientras se ejecuta el comando. Si, por algún motivo, no quieres que aparezca esa lista, puedes omitir la v.
Si tuvieras que comprimir múltiples carpetas o archivos sueltos, lo usual es indicarlos a continuación del nombre de salida. De esa forma, tar -czvf proyecto_final.tgz carpeta1 carpeta2 archivo1 archivo2, y la herramienta se encarga de unir todo en el tgz.
Errores frecuentes y consejos
Un fallo común es olvidar la f en la línea de comandos, lo cual ocasiona que tar intente utilizar un dispositivo sin nombre y termine arrojando errores. Otro error bastante habitual sucede cuando no te ubicas en la ruta adecuada antes de ejecutar tar, generando que el archivo .tgz se cree en un lugar distinto al que esperas.
Resulta recomendable verificar que tengas los permisos necesarios para leer todas las carpetas y subcarpetas que vas a comprimir. De lo contrario, es posible que tar emita mensajes de advertencia diciendo que no puede acceder a ciertos ficheros.
La tarea inversa también se hace con el comando tar, pero esta vez con la letra x de “extract”. Se puede acompañar, del mismo modo, de la z para avisar que está comprimido con gzip y de la f para señalar el fichero de entrada.
La sintaxis básica para extraer un tgz sería:
tar -xzvf nombre_del_archivo.tgz
Es normal que te ubiques en la carpeta donde quieres que se extraigan los ficheros antes de ejecutar esta orden. Sin embargo, si deseas especificar una ubicación diferente, se puede usar la opción -C seguida de la ruta deseada. Por ejemplo:
tar -xzvf nombre_del_archivo.tgz -C /home/usuario/destino
Si omitieras la v, no se te mostrarían los ficheros extraídos en pantalla, aunque la extracción se ejecutaría igual.
Errores frecuentes y consejos
Algo a tener en cuenta es que, muchas veces, la extracción de un tgz genera automáticamente un subdirectorio con el nombre del paquete original, pero no siempre. Dependiendo de cómo se creó el .tgz, puede que los ficheros se dispersen en la ruta exacta de extracción. Eso puede desorganizar tu carpeta si no estás preparado para ello.
Si la carpeta comprimida llevaba rutas absolutas, es probable que al descomprimir se respeten esas rutas; esto ocasiona que los ficheros terminen en directorios específicos del sistema. Es un detalle a vigilar cuando bajes tgz de Internet o cuando alguien te los pase sin mayor explicación.
Aunque los archivos tgz sean más típicos de entornos Linux, en Windows también es posible manejarlos. Muchas veces, los usuarios recurren a herramientas gráficas de terceros para estos fines, evitando la necesidad de memorizar comandos.
Aplicaciones como 7-Zip, WinRAR o similares pueden abrir y extraer .tgz sin problemas. Suelen requerir que el usuario dé un par de clics, seleccione la opción “Extraer aquí” o “Extract to” y listo. En varios casos, el software hace la descompresión doble: primero elimina la capa .gz y después expande el .tar interno, reproduciendo la estructura final de carpetas y archivos.
También se puede comprimir en formato tgz desde Windows, aunque no es tan inmediato. Lo que algunos hacen es instalar un conjunto de herramientas GNU en Windows (usando, por ejemplo, Cygwin) o bien optar por la funcionalidad del Subsistema de Windows para Linux (WSL), que permite correr un entorno Linux dentro de Windows. Dentro de ese entorno, se trabaja de forma similar a como se haría en una distribución Ubuntu o Debian, usando tar -czvf o tar -xzvf según lo que se desee.
Si eres usuario de Windows 10 o superior, tienes la posibilidad de habilitar el Windows Subsystem for Linux (WSL). Este subsistema te permite tener casi todas las utilidades de Linux directamente en tu sistema operativo. Tras la instalación, abres la terminal de la distro que elegiste (Ubuntu, por ejemplo) y navegas a la carpeta de tu disco que contenga los archivos que quieras empaquetar.
Desde ahí, usas exactamente los mismos comandos que en un Linux convencional. El resultado será un tgz perfectamente funcional para cualquier otro sistema. Es un método muy popular si trabajas con proyectos multiplataforma y deseas simplificar tu flujo de trabajo.
MacOS, al estar basado en Unix, también ofrece la posibilidad de manejar ficheros tgz de manera nativa. Si abres la aplicación Terminal en tu Mac, podrás hacer uso de los mismos comandos de tar y gzip que en un entorno Linux tradicional. El proceso no difiere demasiado.
Desde la Terminal, si necesitas comprimir un directorio completo y generar un .tgz, escribes algo muy parecido a:
tar -czvf mi_archivo.tgz /ruta/de/tu/directorio
Para descomprimir, el procedimiento es parecido:
tar -xzvf mi_archivo.tgz
Además de la Terminal, el Finder en ocasiones te dejará descomprimir .tar.gz con un doble clic, pero a veces conviene utilizar la Terminal si deseas un control más preciso sobre la ubicación de extracción o las opciones avanzadas del comando tar.
Aunque la Terminal resulta súper confiable, hay personas que, por razones de comodidad, prefieren un enfoque gráfico. Generalmente, macOS soporta la descompresión de .tar.gz al dar doble clic sobre el fichero, desencadenando una aplicación interna que lo extrae. Si trabajas con muchos tgz, la Terminal te brinda un control más afinado y veloz, pero si solo lo necesitas en contadas ocasiones, el método gráfico puede ser más que suficiente.
Cada vez que administras una página web con sus respectivas bases de datos, conviene tener un método de respaldo eficiente. Además de exportar la base de datos, se suele comprimir la carpeta del sitio (con sus imágenes, hojas de estilo, archivos de configuración, etc.) y guardarla en un lugar seguro.
Un tgz se acopla perfectamente a este propósito. Por ejemplo, si tu página está localizada en /var/www/misitio, puedes ejecutar un tar -czvf backup_misitio.tgz /var/www/misitio y tendrás una copia integral de todos los elementos. Después, si deseas restaurarla o moverla a otro servidor, simplemente descomprimes y restauras la base de datos con el archivo .sql que tuvieras aparte.
En ocasiones, tienes un proyecto con centenares de ficheros: imágenes, documentos, PDFs y scripts. Si lo compartes sin empaquetar, te arriesgas a que queden archivos sueltos, que se corrompa algo en la transferencia o que haya confusiones. Un .tgz unifica todo.
Cuando tu receptor baja el archivo y lo descomprime, obtiene la misma estructura de carpetas que tenías originalmente. De esa forma, todo el orden lógico de tu proyecto se conserva intacto. Incluso conserva permisos, que es un factor clave cuando se tratan de ficheros ejecutables o scripts en Linux.
Cuando tus proyectos tienen varios elementos, es aconsejable que ya estén ordenados en carpetas con una estructura clara antes de empaquetarlos. De esa forma, no tendrás decenas de subdirectorios sueltos en el archivo raíz, sino algo fácil de navegar al descomprimir.
Dentro de la misma lógica, puede ser útil evitar nombres de ficheros con espacios o caracteres especiales. Aunque tar y gzip lo soportan, podrías encontrarte con situaciones donde algunos scripts no los manejen adecuadamente, causando mensajes de error o confusión.
Si tu idea es comprimir un directorio completo que ya tiene subcarpetas y cierto orden lógico, es conveniente ubicarte un nivel por encima antes de ejecutar el comando. Al hacerlo, el tgz conservará la jerarquía de directorios sin mayores contratiempos.
A veces, los usuarios cometen el error de comprimir ya ubicados dentro de la carpeta que quieren guardar. Esto no siempre es malo, pero puede crear rutas relativas que luego se complican al extraerse en otro entorno. Lo ideal es tomarse un instante para revisar la ruta actual en la terminal y, si hace falta, retroceder un directorio para que el tar respete la misma estructura que quieres.
Una vez creado el tgz, podría ser sensato verificar que se ha generado correctamente y que no esté corrupto. Uno de los primeros pasos es intentar una extracción simulada con la opción -t de tar (tar -tzvf archivo.tgz) para listar el contenido sin extraerlo físicamente. Si se muestran todos los ficheros sin problemas, es una buena señal.
También es buena práctica comprobar el peso final del .tgz y compararlo con la suma de los archivos originales para ver si la compresión se ubica en el rango esperado. A veces, si los ficheros eran ya comprimidos (por ejemplo, imágenes .jpg), el tamaño resultante puede no ser mucho más chico que los archivos originales. No es un fallo, es simplemente que no hay tanto que comprimir.
Cuando se trabaja con directorios gigantes, tar puede tardar un rato. A veces, se utiliza la opción -v para ver el progreso, pero en otros casos, si deseas acelerar el proceso, omitir -v puede reducir un poco la carga de la CPU y el disco, ya que no se imprime cada ruta en pantalla.
Algunos entornos corporativos hacen uso de la opción –use-compress-program para utilizar versiones más rápidas de gzip o incluso multihilo, como pigz, que puede descomprimir o comprimir aprovechando varios núcleos al mismo tiempo. Sin embargo, este tipo de optimizaciones son más avanzadas y no suelen ser la preocupación principal de un principiante.
Limitaciones de tar y gzip
Aunque tar y gzip sean fantásticos, no están exentos de limitaciones. Por ejemplo, si tienes una enorme cantidad de archivos de registro o ficheros con datos muy repetitivos, quizá un formato alternativo como .xz podría darte un ratio de compresión mejor. Sin embargo, la simplicidad de tgz y su adopción generalizada lo convierten en la opción predilecta para la mayoría.
Es importante tener en cuenta que ciertos sistemas muy antiguos podrían tener versiones de tar o gzip con menos banderas disponibles. De todas formas, las opciones básicas de -c, -x, -z, -v y -f casi siempre estarán presentes.
Si tienes carpetas con permisos restrictivos, tar requerirá que uses sudo si necesitas acceso de administrador para empaquetar esos ficheros. De lo contrario, verás muchos mensajes de “Permiso denegado” y el archivo resultante no contendrá todo lo que esperabas.
Lo mismo aplica al descomprimir. Si estás extrayendo en una ubicación del sistema que no es accesible a un usuario estándar, necesitarás permisos de superusuario para que la operación se ejecute por completo.