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El desarrollo web se divide en dos partes diferenciadas, el backend y el frontend. Mientras que frontend se encarga de todos los procesos y funciones relacionadas directamente con los usuarios, el backend se centra en todo lo que ocurre en el servidor y que es indispensable para el funcionamiento de un sitio o aplicación web.
Los programadores web actuales se suelen especializar en una de estas dos ramas, aunque también existen algunos perfiles que prefieren trabajar con ambas, lo que se conoce como desarrollador full stack.
A continuación, veremos qué es el frontend y backend.
Veamos qué es backend y frontend y cuáles son las principales diferencias que existen entre ambos.
El backend es la parte de un sitio web que está relacionada con el servidor y que se encarga de procesos fundamentales para el funcionamiento de una web. La programación backend se ocupa de todos aquellos procesos que se encuentran ocultos para los usuarios, como la conexión y configuración de la base de datos, el acceso al servidor web, la lógica de programación.
Al desarrollo de backend también se le conoce como programación del lado del servidor.
El frontend lo engloban todos los elementos y funciones que están directamente relacionados con los usuarios por lo que su desarrollo se conoce como del lado del cliente.
Todo lo que se muestra en el navegador web es frontend, desde el tipo de letra, colores, imágenes, efectos visuales, menús, enlaces… Un desarrollador frontend se encarga de la interfaz de una web o app y de la experiencia de usuario que ofrecen.
Las principales diferencias entre backend y frontend son:
Ya sabemos qué es backend y frontend, ahora veamos cómo funcionan ambas partes de un sitio web o app.
Cuando un usuario entra a una página web desde su navegador, está realizando una petición a un servidor web, que la procesa y devuelve su contenido para que pueda ser visualizado. Entre este tipo de peticiones se encuentran el acceso a un archivo HTML o XML, la visualización de vídeos o imágenes, o una consulta a una base de datos.
Todos estos procesos ocultos son parte del backend de una web. A pesar de que se producen de forma interna, sin que el usuario pueda presenciarlos visualmente, tienen una gran importancia para el correcto funcionamiento de una web, por lo que optimizarlos debe ser una prioridad para toda página web, blog o e-commerce.
Cuando el servidor web responde a la petición de usuario, se muestra en el navegador web todo el contenido del sitio, con una estructura determinada, con imágenes, tipos de fuente, colores, formularios web, enlaces, botones, efectos visuales, etc. Todos estos elementos que forman la web y con los que interactúan los usuarios forman la parte frontend del sitio. Optimizar el frontend es fundamental para ofrecer la mejor experiencia de usuario y conseguir que los visitantes de un sitio web queden satisfechos (incrementándose la posibilidad de conversión, de que vuelvan a visitar el sitio en el futuro, o que lo recomienden en sus círculos cercanos).
Muchos programadores web prefieren trabajar con ambas áreas de una web, y no especializarse en backend o frontend. Es lo que se conoce como desarrollador full stack, capaz de programar en los distintos lenguajes de programación de ambos, y de comprender cómo es el funcionamiento de una web o app, tanto en experiencia de usuario como de procesos internos.
Hemos visto backend y frontend, qué es y en qué se diferencian ambas partes de una aplicación o sitio web. Los desarrolladores actuales tienden a especializarse en una de estas ramas, trabajando de forma conjunta en proyectos web para conseguir resultados óptimos, tanto en la parte visible de la web, como en los procesos internos y fundamentales para su funcionamiento.
El desarrollo frontend y backend se encargan de partes y procesos diferentes de un sitio web, pero son complementarios pues están directamente relacionados. Para que una página web o tienda online tenga un rendimiento óptimo y ofrezca la mejor experiencia de usuario debe disponer de una buena programación en ambas partes.
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